«Yo pienso que por ser rico, por ser guapo, por ser un gran jugador, las personas tienen  envidia de mi. No tiene otra explicación».  1 metro 86 cm, portugués, fifa world player en 2008, jugador que todo lo puede en el Real Madrid, ese mismo club que es dirigido por Mourinho, el técnico que insinuó que el Barcelona era favorecido a través de UNICEF. Cristiano Ronaldo, un monumento a la soberbia, a la fanfarronería. Él, y no otro, es el dueño de tremenda frase con el que inicio este post.

Lo dijo al finalizar el partido por la Champions League, en Croacia, donde el Real Madrid ganó ante el Dinamo Zagreb de ese país. Durante el partido Cristiano fue maltratado, sea por las duras entradas de los jugadores del equipo rival, sea por los abucheos e insultos desde la gradería.

Esto no es nada nuevo, donde vaya Cristiano es abucheado y agredido -aunque también es justo decirlo en muchos lugares se lo ama- y no creo que sea precisamente por ser guapo, ni rico, ni buen jugador. Eso lo saben todos. No es necesario sacar a relucirlo. Si el público lo rechaza son por cosas como estas:

o…

¿más?

Un dato más, o mejor dicho una pista más: durante el partido y en medio de los constantes abucheos una parte de la gradería coreó el nombre de Messi. Parece que eso de la envidia va para otro lugar.

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